Allá por el año 1848 un científico llamado William Thomson, Lord Kelvin, estableció una escala de temperatura termodinámica cuando contaba con 24 años de edad, basada en los grados que su antecesor Anders Celsius estableció sobre 1742. La novedad es que definió esta escala desde el cero absoluto cuando las moléculas están totalmente quietas hasta el infinito y más allá.
Según la escala Celsius, el cero absoluto (0 Kelvin) se establece en -273,15 ºCelsius. En la vida real no se ha encontrado nada a esa temperatura, ni siquiera en el espacio profundo, ya que siempre hay moléculas en movimiento aunque sea muy pequeño. El objeto localizado más frío del universo es la Protonebulosa Planetaria Boomerang a unos 5.000 años luz de distancia en la constelación de Centauro, en la que se ha medido una temperatura de -272 ºCelsius, (0,99 Kelvin) por el Telescopio Submilimétrico del European Southern Observatory. La imagen corresponde al Telescopio Hubble.
Nuestro Sol tiene una temperatura en su núcleo de unos 13.600.000 Kelvin (y en su superficie de tan sólo 5.778 Kelvin) Ni siquiera nos podemos hacer una idea de esta diferencia de temperatura a escala humana.
Tras la cumbre de París recientemente celebrada por el cambio climático, COP21, se fijaron una serie de acuerdos entre muchos países comprometiéndose a realizar titánicos esfuerzos para intentar limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y poder cuidar o al menos ralentizar el cambio climático, pero ¿sabéis de cuántos grados se trataba de no incrementar la temperatura media global del planeta?, pues se trataban sólo de 2 Kelvin.
Si comparamos este dato con las escalas que hemos visto anteriormente parece una cosa nimia pero resulta que no, que el planeta donde vivimos es tán sensible que una variación de esos 2 Kelvin puede acarrearnos grandes catástrofes naturales. Y para muestra un botón con los veranos que hemos pasado, anticiclones que no se van, el deshielo de los polos, niveles de los océanos, huracanes, tsunamis, grandes inundaciones, etc. Y no hablemos de la calidad de vida que podemos dejar a nuestra descendencia.
Vamos que puede que merezca la pena hacer algo, aunque sea poco para intentar reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y poner nuestro granito de arena, porque este es un trabajo de todos y que no podemos confiar en que los grandes gobiernos lo vayan a resolver sólos.
HQH Consultora Termografía Blower Door
En nuestro trabajo diario ayudamos a las personas mediante el uso de la Termografía Infrarroja y los test de infiltraciones con Blower Door a reducir el consumo de energía. Lo primero que hay que hacer es conocer la fuente del problema porque lo que no se mide no se conoce.
Tenemos que saber que la mejor energía y la más barata es la que no tenemos que consumir, nos ahorramos un dineral en nuestra hipoteca energética y lo que es aún mejor, en una casa muy bien aislada y sin rendijas que dejen entrar aire no deseado conseguimos un inmejorable confort interior y una excelente calidad del aire que respiramos dentro de nuestras casas.
Un estudio termográfico se puede hacer en una vivienda de tipo medio a partir de 200 euros y un test de infiltraciones a partir de 450 euros. Con esta mínima inversión conoceremos de verdad por dónde tiramos el calor de nuestra calefacción a la calle, y con él todos los gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Conociendo realmente cuál es el problema podremos resolverlo y además comprobar a posteriori si está bien resuelto.
Si entre todos hacemos un pequeño esfuerzo por reducir los consumos energéticos conseguiremos reducir nuestra hipoteca energética, vivir más a gusto en nuestras casas y no emitiremos CO2 a la atmósfera, contribuyendo con nuestra pequeña aportación a no subir los famosos 2 Kelvin globales.
Gracias de antemano por intentarlo!
Para más información podéis escribir a termografia@hqhconsultora.es
[download id=»3555″ template=»image»]
0 comentarios